martes, enero 10

Indiferencia es tu látigo (9. El sobre azul)


          Desde que era muy pequeña he sido demasiado insegura. Me lo han dicho todas las personas que mejor me han conocido. Creo que preferiría siempre lo fácil, no arriesgarme en nada. Esta noche no he podido dormir, no he parado de pensar en esto. Me he levantado con el propósito de cambiarme a mí misma. Elegir es difícil, lo sé. Quiero el camino correcto, aunque sea el más difícil y el que me pueda asustar, sin dudar. Entrar en el bosque del lobo.



         Por eso no dudé cuando esperé a Juan, en el punto por el que sabía que pasaría rumbo al comedor.  Apareció perdido, su cabeza deambulaba por distintas orbes, creo que estaba más desorientado aún que el día anterior. Le propuse sentarnos en algún lugar para que me contara algunos detalles de sus relaciones, una ración de hipocresía por mi parte, no me interesaban sus narraciones lo más mínimo. Indiferencia. 

         No dudé en interesarme, sin ningún interés, en detalles absurdos de su historia. Mis dedos, hábil serpiente, reptaron por la superficie fría del banco para entrar en la madriguera en la que encontraron la recompensa metálica de las llaves de su apartamento. Le propuse que comiera, y volver al mismo lugar. Se levantó, lo vi alejarse.

         No dudé en partir veloz en dirección al tétrico edificio Acimut. Atravesar la distancia con presura. el tiempo me miraba de reojo y no permitirme un mínimo añadido. Subir las escaleras. Mirar alrededor, nadie. Las llaves, desafían la cerradura, deshacen la clausura. No se puede perder tiempo.

        No dudé en abrir su apartamento. La desolación cayó sobre mí. Caos total. Un olor penetrante se había adueñado del espacio. Cualquier alusión al orden, aquí no tenía sentido. Ropa, chismes, papeles por todos los lados; en la pequeña cocina, platos sin lavar, restos de comida. Comencé a mirar por los pocos muebles, no encontraba nada. Abrí las puertas del armario, difícilmente se sujetaban al cuerpo. Un olor aún más intenso y desagradable se precipitó. Ropa usada sin lavar. Lo palpaba todo, buscando papel, no había. El tiempo apremiaba.

        No dudé en buscar en los lugares que creí más recónditos: bajo la cama, en la cisterna, bajo el fregadero, en los utensilios de cocina, en mil sitios. No encontraba nada. Una sensación de desaliento comenzó a dominarme, llegar hasta aquí y... nada. Admiraba mi valor, pero no terminaba de culminar mi propósito. Hoy no era el día. Me iba, cuando abrí la puerta una corazonada...el colchón.

        No dudé en acudir, palparlo, el tiempo pasaba ya inevitable. Era uno de esos antiguos, rellenos de lana o algo así.  Aquí, sí, aquí hay algo, Sí papeles, muchos papeles. Fotos, facturas, recuerdos, un montón de papeles, absurdos, ¿olvidados? y también, el sobre azul:


     
          Mis piernas salieron veloces; el sobre, dentro de mi ropa, contra mi cuerpo; llegué, ya estaba Juan; oír otra vez su historia; mirar sin ver; desconocer sus palabras; mantener el tipo; pensar en mí; mis dedos devolvieron la presa a su guarida; huir; sí, mañana vendré, no te preocupes, Juan.



         
          Comencé a sentir una extraña sensación mezcla de temor y de satisfacción, había conseguido al fin el anhelado tesoro. Nerviosa, buscaba un lugar tranquilo en el que descubrirlo. Se pasaban por mi mente muchos momentos llenos de derrotas, de haber querido llegar y no poder. Sentí un poco de lástima de mí misma, me sentía allí frágil. Pero, también había logrado algo importante, por mí misma.

           Un apartado banco de la ciudad fue el efímero palacio de la princesa de todos los sueños, donde podría desvelar al fin el contenido. Mis dedos, hábiles cazadores antes, se volvieron torpes peones incapaces de penetrar en aquel secreto. El papel del interior fue recuperando su forma simétrica y plana, que un día alguien había forzado para que perdiera...

        - Dios mío, no ... no ,..¡por favor!

                                                          
                                                                       Continuación

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